Fuera de la marginación social (que muchas veces, al menos yo, siento por el simple hecho de encontrarme sólo con un manojo de ideales) que siento muchas veces frente a esta sociedad machista, capitalista, egocentrista, fría, despiadada, prejuzgadora, insensata e ignorante. Fuera del vacío cultural y social que hay en el mundo, fuera de la exteriotipación de la vida en su auge, en su escencia. Fuera de la música basura que circula constantemente, que lo único que hace es tirar abajo los esfuerzos que muchos hicieron (y otros intentamos hacer) para que la música sea un comunicador social y un medio de descarga sentimental, una forma de aprendizaje y un mensaje. Fuera de el vacío de utopías e ideales que existe tanto en nuestro país como en el mundo.
Más allá de TODOS los aspectos malos de la escenografía que es el mundo, mira por tu ventana. Mira los árboles, las plantas, los pájaros, escucha el viento, rendite ante la majestuosidad y la perfección del mundo. Pone una obra de Beethoven, un tema de Charly, y rendite ante la voz misma de la naturaleza, ante la voz misma de Dios.
Dios, dejemos de lado esa visión retrograda que engendro el catolicismo, Dios es el equilibrio de la naturaleza, la perfección del ser humano.
El equilibrio para que todo funcione estable, el proceso de la digestión, la reproducción. El amor. Contempla el amor, rendite ante el conjunto de sensaciones que es el amor.
Si todos nos diéramos cuenta de eso las cosas empezarían a cambiar de a poco...
Paz.
